Limitaciones para la Educación Online en el Área Rural de Bolivia durante la pandemia del Covid-19

Janneth Mannina Quispe Yanahuaya

Es ingeniera agrónoma de la universidad Mayor de San Andrés, con maestría en Desarrollo Rural Sostenible. Trabajo con comunidades del altiplano norte y central del departamento de La Paz y con organizaciones de productores de quinua orgánica en el altiplano sur boliviano.

Durante la pandemia del COVID-19 la educación en Bolivia se vio especialmente afectada, obligando a los centros educativos, en primera instancia, a suspender las clases como medida para evitar la expansión del coronavirus. Posteriormente, el Ministerio de Educación determinó volver a las clases, con una característica muy peculiar: la educación debía impartirse online.

El 12 de marzo de 2020 el gobierno central, dispuso la suspensión de las clases con la declaratoria de cuarentena nacional, debido a la pandemia del COVID-19, obligando a permanecer en sus hogares a los estudiantes de diferentes niveles. La necesidad de continuar con la educación, llevo al gobierno central a establecer la continuación de las clases, utilizando los medios digitales.

Esta decisión, tuvo grandes repercusiones para padres de familia, estudiantes, profesores, instituciones educativas, y especialmente en el ámbito económico de los hogares. Muchas familias del área urbana se vieron obligadas a realizar gastos económicos como la compra de equipos para las clases virtuales (Tablet, celulares e incluso computadoras), adicionalmente tuvieron que invertir en la compra del servicio de internet, por paquetes o la instalación de internet a domicilio.

Esta modalidad de educación impuso enormes desafíos en Bolivia. Por ejemplo, la desigualdad en el acceso y uso de las tecnologías de información y comunicación, TIC, a nivel nacional. En el área urbana la aceptación de las clases virtuales fue mayor, aunque con inconvenientes.

Pero en el área rural la realidad fue diferente. Las limitaciones para este servicio fueron grandes, puesto que los pobladores del campo tienen menos acceso a este tipo de tecnologías y herramientas. Lamentablemente durante la pandemia se evidencio esta realidad, es por esta razón que el presente trabajo describirá las principales limitaciones identificadas: la falta de capacitación de los profesores para impartir este tipo de clases, falta de equipos y, principalmente, la baja cobertura de Internet.

Según el Ministerio de educación, el año 2018 creció la oferta de unidades educativas en el área rural porque se abrieron 3945 unidades educativas en el nivel inicial, 129 el nivel primario y 2331 más en el nivel secundario (Bolivia, 2019). Además, se registraron 110 000 maestros, 70% de los cuales trabajan en el área urbana y el restante 30 % en el área rural (Cuevas, 2020).

CAPACITACIÓN A PROFESORES

Para enfrentar esta nueva manera de educación, se presentaron dificultades como la falta de capacitación de los profesores para las clases virtuales. Los maestros estuvieron siempre habituados a las clases presenciales, esto implicaba en muchos casos tener un contacto mínimo con la tecnología. El uso de redes sociales fue un nuevo reto para los profesores antiguos, más aún el manejo de aplicaciones para impartir clases online.

Ante esta realidad durante la pandemia, el Ministerio de educación impulso la capacitación para profesores en el manejo de herramientas digitales. Así lo informó el ministro Víctor Hugo Cárdenas: “esta capacitación masiva, para los maestros no solo es para que aprendan el uso de estas herramientas, sino también puedan brindar una buena orientación a los alumnos” (Xinhua Español, 2020).

A pesar que los maestros recibieron capacitación en el manejo de la Tecnologías de Información y Comunicación en cursos y talleres de la Unidad Especializada de Formación Continua, UNEFCO, desde 2016, muchos no pusieron en práctica estos conocimientos adquiridos. La realidad en la pandemia exigía a los profesores aprender y poner en práctica sus conocimientos adquiridos en cursos como CISCO, TIGO y Educador Digital (Choque, 2020), los cuales tuvieron el propósito de facilitar el manejo de las herramientas para una educación virtual.

Los meses posteriores a la declaratoria de cuarentena se continuó con estas capacitaciones, para impartir clases de manera virtual. Yery Saravia, dirigente del magisterio rural, indicó que esta capacitación solo llegaba al 50 % de los maestros, e incluso mencionó que muchos maestros pagaban clases privadas para esta capacitación (Peredo, 2020). La realidad de los profesores rurales es más incierta porque muchos viven en sectores donde la cobertura de Internet es deficiente. Algunos maestros se han visto obligados a adaptar su metodología con estrategias propias al margen del apoyo del Ministerio.

Lastimosamente esta manera de educación fue un cambio radical para la cual ni los profesores y menos los alumnos del área rural estuvieron preparados (Quezada, 2020). Ante estas limitaciones muchos profesores del área rural implementaron el uso de cartillas, como las experiencias reportadas en los municipios de San Javier, Gutiérrez y Cabezas, del departamento de Santa Cruz (Mendieta, 2020).

Si bien el uso de cartillas fue una gran alternativa a las limitaciones de las zonas dispersas del área rural, su elaboración y el transporte de cuadernillos, además de la capacitación, demandó gastos adicionales de consideración para los profesores. Así, Ramos (2020) indica que la capacitación para el manejo de plataformas de enseñanza, la elaboración de cuadernillos y la entrega del material, tiene un costo aproximado de Bs 500 mensuales.

FALTA DE EQUIPOS PARA LA EDUCACIÓN VIRTUAL

La mayoría de los pobladores del área rural se dedican prioritariamente a la agricultura, trabajo realizado por toda la familia y que deja poco tiempo para las clases (Ramos 2020). Muchas familias del área rural no cuentan con equipos para clases virtuales. En muchos sectores solo tienen equipos antiguos para la comunicación, obsoletos para instalar aplicaciones para las clases, obligando a las familias a enfrentar diversas formas de adquirir equipos modernos, que suelen tener costos altos.

A esto se suma las necesidades de las familias que cuentan con varios hijos e hijas en etapa escolar. La compra de dispositivos para cada uno no es viable por razones económicas, por lo que deben compartir los dispositivos entre todos los hermanos. Adicionalmente, testimonios como los mencionados por Choque (2020), evidencian que lastimosamente aún existen sectores del área rural que no cuentan con el servicio de energía eléctrica.

Otro aspecto importante a considerar es el diseño de recursos tecnológicos, que no considera las dificultades de comprensión de niños y niñas. Por otro lado, hay evidencias de que muchas familias tienen escaso manejo de las herramientas digitales, lo que hace difícil el apoyo a sus hijas e hijos (Choque, 2020).

PROBLEMAS DE COBERTURA DE INTERNET

La principal dificultad para las clases virtuales es el servicio de Internet. Como menciona el periódico Los Tiempos (2020) , solo el 6% de la población del área rural cuenta con Internet a domicilio. Lamentablemente este servicio no es óptimo para el desarrollo de las clases virtuales, además de ser una inversión económica adicional para las familias.

La baja conectividad afecta mucho a la calidad educativa, especialmente en tiempos de pandemia, ampliando las diferencias ya existentes entre campo y ciudad. Estudios como del Instituto Agrario (2020), reportan que más del 90% de niños y niñas rurales tienen dificultades para seguir las clases virtuales debido a la baja conectividad por los que la gran mayoría de estudiantes de los sectores rurales no accedieron a las clases virtuales.

De acuerdo a un mapeo realizado por el Magisterio Rural sobre la situación del acceso a Internet y las tecnologías, se identificaron varias zonas que no tienen las mínimas condiciones para el servicio (como falta del servicio eléctrico), especialmente en zonas cercanas a las Cordilleras y los pueblos indígenas y los municipios de las profundidades de la Amazonía y el Chaco. Peredo (2020) indica que entre 40 y 60 % de los estudiantes en las zonas rurales y periurbanas no cuentan con acceso a Internet, y muchos de ellos tampoco tienen disponibilidad de celular, computadora o Tablet.

La crisis sanitaria provocó un desequilibrio económico para las familias, en especial para las familias que no tienen ingresos fijos y viven al día, sin posibilidades de pagar tarjetas para ingresar a las clases virtuales. Además, en algunas zonas rurales las empresas de telecomunicación no cuentan con cobertura (señal), tal como lo reporta el Centro de Comunicación y Desarrollo Andino, CENDA (2020). El desarrollo de tecnologías está casi completamente en manos de empresas privadas que solo invierten en campos lucrativos.

Es difícil impartir educación virtual en el área rural a pesar de los esfuerzos que hagan los maestros. No todos los padres y madres de familia cuentan con un celular de última tecnología y tampoco es posible llegar a todos los estudiantes, porque la señal de internet se corta con frecuencia. Muchos padres de familia no cuentan con recursos económicos para adquirir megas para que sus hijos se puedan conectar; testimonios como los de Reyna Ruiz Toledo (en Escobar, 2020) muestran esta cruda realidad.

CONCLUSIONES

Lamentablemente en el área rural de Bolivia, la educación virtual no pudo desarrollarse de manera óptima. Padres de familia, estudiantes y profesores, se vieron afectados de forma radical con la disposición del gobierno respecto a las clases virtuales. Como se describió tres fueron las principales dificultades, que dieron como resultado la baja presencia de los estudiantes, viéndose afectados en su aprendizaje en los diferentes niveles.

Podemos evidenciar que la educación virtual en el área rural ha sido deficiente y la capacitación para los profesores significo un costo adicional para muchos profesores del área rural. 

La idea de comprar megas y superar las limitaciones de la tecnología estancaron las clases virtuales, porque en la pandemia la mayoría de la gente estuvo preocupada por sobrevivir y buscar ingresos para la alimentación de sus familias.

Además de mejorar las condiciones para la educación online, los planes a futuro deben incluir a los padres de familia, puesto que, bajo la coyuntura sanitaria, ellos se volvieron profesores en sus hogares. Es muy critica la discriminación surgida bajo esta modalidad de educación, porque no se puede llegar a todos los estudiantes que viven en zonas rurales.

Bajo esta experiencia surgen muchos retos a futuro, entre ellos la ampliación de cobertura de Internet en las áreas rurales, servicios de Internet más accesible para la población del campo y capacitación constante a los profesores en el manejo de diversas herramientas de enseñanza.

BIBLIOGRAFÍA

Bolivia, Estado Plurinacional de Bolivia; Ministerio de Educación. (2019). Revolución educativa en Bolivia: La democratización del sistema educativo plurinacional y sus posibles efectos sociales. La Paz.

CENDA, Centro de Comunicación y Desarrollo Andino. (2020). 3o Conversatorio Educativo: la educación virtual es discriminatoria, 25 de julio. En línea: https://tinyurl.com/yytauqqa (acceso 14/1/21).

Choque, Marcos. (2020), octubre 28). Apoyo de padres y papel del maestro a clases virtuales en áreas rurales. El Diario, 28 de octubre. En línea: https://tinyurl.com/yyc94tsh (acceso 14/1/21).

Cuevas, Aleja. (2020). El 50% de los maestros urbanos precisa ser capacitado para dar clases virtuales. La Razón, 21 de abril. En línea: https://tinyurl.com/y3z3mvg7 (acceso 14/1/21).

Escobar, Roxana. (2020). Baja señal de internet, celulares antiguos y falta de recursos dificultan educación virtual en área rural. eju.tv, 7 de diciembre. En línea: https://tinyurl.com/y5wjddsm (acceso 14/1/21).

Instituto Agrario. (2020). COVID y acceso a internet amplían las brechas de pobreza. Instituto agrario Bolivia. En línea: https://www.institutoagrario.org/2020-3 (acceso 14/1/21).

Los Tiempos. (2020). Solo el 6% del área rural tiene conexión de internet domiciliario. Los Tiempos, 22 de agosto. En línea: https://tinyurl.com/y3oajwsg (acceso 14/1/21).

Mendieta, Leyla. (2020). Ante falta de internet, en el área rural hay maestros que reparten cartillas casa por casa para continuar la enseñanza, El Deber, 24 de agosto. En línea: https://tinyurl.com/y3v75oxu (acceso 14/1/21).

Peredo, Nelson. (2020). Identifican cinco problemas para la educación en tiempos de pandemia. El Alteño, 22 de mayo. En línea: https://tinyurl.com/yya5ersf (acceso 14/1/21).

Quezada, Mirna. (2020). Para nadie es fácil: la educación virtual obliga a maestros, estudiantes y padres a reinventarse. Página Siete, 10 de junio. En línea: https://tinyurl.com/y3f8drek (acceso 14/1/21).

Ramos, Lisbeth. (2020). Reportaje: De pantallas a cartilla, la nueva realidad de la educación en Bolivia. Correo del Sur, 29 de octubre. En línea: https://tinyurl.com/y6eh3vja (acceso 14/1/21).

Xinhua Español. (2020). Ministro boliviano de Educación anuncia reglamento para impartir clases virtuales. Xinhua Español, 16 de mayo. En línea: http://spanish.xinhuanet.com/2020-05/16/c_139060661.htm (acceso 14/1/21).

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