Fernanda Baldelomar
171 cm de alto, piel morena, cabello de plata y 63 años de edad. Edgar Baldelomar se encuentra, privado de sueño, sentado al borde de la cama contemplando la ventana. No llegó a dormir a casa, había ocupado la mayor parte de la noche en entregas de pollo, nueve mil aves en total. Quizás en otras circunstancias habría dividido la entrega o, en su defecto, no se hubiera encontrado tan ansioso por llevarla a cabo lo antes posible. Sin embargo, ahora está sentado, el cansancio se le nota en todas partes excepto en los ojos, los tiene ampliamente abiertos y está contemplando el cielo de la mañana. Su serenidad delata alivio y encubre el caos, de estos meses, que mantuvo a cada avicultor en estado de emergencia y bajo grandes pérdidas económicas desde octubre de 2019 hasta ahora, debido a la inestabilidad que se generó durante el 2020.
Durante el cabildo del 28 de julio de 2020, la Central Obrera Boliviana (COB) tomó la decisión de iniciar bloqueos contra el aplazo de las elecciones presidenciales. Estos empezaron el cuarto día de agosto y se expandieron con 75 puntos en seis departamentos. A través de la apertura de diálogo, los puntos fueron levantándose a partir del 14 de agosto.En ese tiempo, el vicepresidente de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC), Rolando Morales, estimó una pérdida de más de Bs. 60 millones, cifra que incluiría las pérdidas de los avicultores.
“Ser avicultor en Cochabamba es difícil y en los últimos tiempos se ha complicado más, porque tenemos un grupo pequeño que bloquea al país entero. Esto nos deja a la deriva, más aún cuando los insumos como los granos, la soya y el mismo pollo bebé, me llegan de Santa Cruz. Yo pude encaminar mi producción, pero otros tuvieron que reducir la ingesta de alimento de sus pollos y adelantar la fecha para sacarlos al mercado con pesos bajos que se traducen en precios incluso menores al costo de producción”, relata Baldelomar, quien lleva 22 años dentro del sector avícola y que actualmente posee tres granjas con una capacidad total de 60.000 aves.
Sin embargo, la convulsión provocada por los bloqueos de caminos es solo el último golpe, de tantos, que recibió la producción avícola. Comenzando por el Gobierno del expresidente Evo Morales, el cual modificó la Constitución Política del Estado (CPE) en 2009, introduciendo la economía plural al país, con la intención de eliminar los intermediarios entre el agropecuario y el consumidor, para así favorecer las ganancias del primero y la comodidad del segundo.
La inclusión de la economía plural generó expectativas en la población, pues parecía ser una propuesta que respondía a las necesidades del mercado boliviano, de acuerdo a los especialistas. En la revista El Economista de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), el Investigador en materia económica, Roberto Ticona, se manifestó sobre la importancia de implementar una economía plural: “Existen actividades pendientes en la agenda económica, como la profundización de la descentralización y autonomías, (…) fortalecer la seguridad alimentaria y soberanía en aquellos rubros de mayor consumo y basado en una producción natural o agroecológica, mediante proyectos de inversión pública”, señaló el economista, haciendo alusión a que el cambio de paradigma económico no solo debía acortar la cadena de producción, sino generar inversión pública en virtud de proteger la seguridad alimentaria, que recae directamente en el sector avícola.
Pero en la práctica, la economía plural no logró desarrollarse. “Durante los años de Gobierno de Morales, ciertas políticas nos generaron cupos de soya, que en alguna medida nos ayudó. Pero, jamás nos colaboraron en el sentido de organizar los mercados para la distribución y venta de nuestro producto. En eso fuimos completamente abandonados, por lo que, los comercializadores [intermediarios] ganaban, muchas veces, a costa de los productores. Por ello considero que esa propuesta de economía plural fue un fracaso. No se llevó a cabo, porque no fue avalado ni apoyado con las medidas pertinentes”, alegó Baldelomar.
Tras el paro de 21 días de 2019, que generó el pueblo a modo de protesta contra las irregularidades en las elecciones, la situación del sector avícola escaló a niveles críticos. “¡Uy, fueron 21 días que sufrimos! no sabíamos qué hacer, incluso algunos avicultores ahogaron pollos. Me refiero a que tuvieron que eliminar aves porque no abastecía la cantidad de alimento que tenían, a la cantidad de pollos que estaban criando… una gran pérdida”, se lamenta Baldelomar por sus colegas.
Los 21 días concluyeron con la renuncia de Morales y el inicio del Gobierno transitorio de la ahora expresidenta Jeanine Áñez. Cuando el país empezaba a pacificarse llegó el coronavirus al departamento de Oruro y luego se extendió por toda Bolivia. En respuesta el Gobierno ordenó guardar cuarentena rígida desde el 21 de marzo de 2020. La cuarentena fue devastadora para los avicultores que empezaban a recuperarse después de que el exmandatario saliera del país. A dos meses del inicio de la cuarentena los productores de pollo ya sentían las pérdidas económicas.“El sector avícola ha colapsado completamente, estamos hablando de que 85% de nuestros productores están descapitalizados, el 45% de los granjeros no han repoblado de pollo a sus granjas”, informó, en mayo del pasado año, el presidente de la federación de avicultores departamental, Héctor Cordero.
Ahora la situación es insostenible, los últimos 11 meses han sido una serie de eventos desafortunados cuyas pérdidas económicas fueron absorbidas solo por los avicultores, que parecen no poder reactivar la producción, pues para ello necesitan más que su buena voluntad. “El ministerio de Economía debería optar por medidas que permitan una rebaja en los impuestos del ingreso de nuestras importaciones de insumos.Y en el tema de los bancos, el Gobierno debería preocuparse por que no les corten los créditos a los avicultores. Por ello tendría que crearse créditos con condiciones que se acomoden a nuestra producción, pues para un avicultor, generar un pago mensual es complicado, deberían ser trimestrales y con bajos intereses”, afirma Baldelomar.
Aunque pareciera ser un problema que solo le compete a los granjeros, debemos entender que afecta directamente a toda la población. “Teniendo en cuenta que nosotros somos productores de alimentos de primera necesidad, considero que somos una parte importantísima dentro del país, por dos razones: primero, porque generamos alimento para la población y segundo, porque generamos empleos. Los cuales son factores imprescindibles y el gobierno debería tomarlos en cuenta para brindarnos todo el apoyo y todas las colaboraciones necesarias en el sector avícola”, concluye Baldelomar.
Dado que, de acuerdo a los datos más recientes sobre el crecimiento económico de 2019 del Instituto Nacional de Estadística (INE), la actividad agropecuaria creció un 7.25% y es la que más incidencia tiene en el Producto Interno Bruto (PIB) , gracias al crecimiento del sector avícola en un 10,27%.
Esto significa que, debido al carácter veleidoso del país, no se puede ser indiferente a la posibilidad de próximas convulsiones sociales y de ser así, si el sector no logra recuperarse ahora, no soportaría otro golpe más y consecuentemente, la economía de todo el país se vería comprometida.